La buena noticia es que, incluso en esas condiciones, el mal humor es una elección y está en ti desterrarlo de tu vida. Sólo se trata de tomar acción y poner en marcha tres estrategias basadas en procesos científicos que realmente funcionan. Aquí te las compartimos y ya nos dirás qué tal te va con ellas, si las pones en práctica.
1. Concéntrate en los demás.
2. Ponte en movimiento.
Si permaneces estático serás una presa fácil de las emociones negativas y sólo te hundirás en el mal humor. Así que el ejercicio o una actividad física leve son herramientas invaluables para regular tus estados de ánimo.
Esto tiene fundamentos científicos por el ejercicio también activa procesos en nuestra mente que inciden en el ánimo. Y no se trata de que corras un maratón apenas te sientas molesta; pero sí de que estés consciente de que son procesos graduales, y que puedes empezar caminando un poco o, incluso, viendo un video de deportistas exitosos en plena acción.
Eso sí, acostumbra sacudirte el mal humor antes de llegar a tu hogar para que no contamines su ambiente. Una buena opción sería que camino a casa, de la escuela o del trabajo, hicieras una parara en un parque y caminaras unos minutos en contacto con la naturaleza, ¡verás qué gran regalo haces a tu vida!
3. Sé optimista
Ésta es una actitud que se aprende en la vida y que a veces se relaciona con condiciones propias como genéro, nacionalidad, profesión. No importa la edad que tengas, siempre podrás hacerlo si así te lo propones. Quizá pienses que ante la realidad del mundo ser optimista es vivir alejado de la realidad; sin embargo, esto no es del todo cierto.
Ser optimista no significa que te mientas a ti mismo o que niegues lo que ocurre. Simplemente se trata de saber y tener confianza de que aún en los momentos más oscuros, cuando la adversidad parece ser una pesada roca en la espalda, hay motivos y señales para seguir en la lucha, con una buena actitud para disfrutar del resultado, para reír y compartir esa risa con los demás.