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La legalización del aborto, un debate fuera de agenda que divide a Argentina Aborto legal, ¿sí o no? Es otra de las grandes disyuntivas que divide a los argentinos en un debate que va más allá de los gobiernos y que, a día de hoy, sigue manejándose más en la calle que en consultas médicas o despachos políticos. EFE

La legalización del aborto, un debate fuera de agenda que divide a Argentina

Aborto legal, ¿sí o no? Es otra de las grandes disyuntivas que divide a los argentinos en un debate que va más allá de los gobiernos y que, a día de hoy, sigue manejándose más en la calle que en consultas médicas o despachos políticos.

“Todo lo que querés saber sobre cómo hacerse un aborto con pastillas de forma segura y en casa” es el mensaje que, con un colorido diseño, se puede encontrar en barrios de Buenos Aires.

Una iniciativa de Nuevo Encuentro -escisión política afín al kirchnerismo-, el Frente de Mujeres, Putos, Tortas, Trabas y Trans, y Lesbianas y Feministas por la Discriminación del Aborto, que desde hace tres años ofrecen consejerías sobre interrupción del embarazo con pastillas.

Su objetivo: “sacarlo del clóset (armario), no paternalizar” a las mujeres ni “transmitir el peso” que la sociedad pone sobre este tema, dijo a Efe Emelina Alonso, secretaria de Género de Nuevo Encuentro en la Ciudad de Buenos Aires.
Para la militante, los “más de 500.000 abortos al año” que se producen en Argentina hablan de una “cotidianeidad” que obliga a “desdramatizarlo”.

“Lo que hacemos es transmitirles, de acuerdo a un protocolo que nosotras mismas nos dimos, todos los datos básicos que tiene que saber la persona que va a abortar” con pastillas, explicó Alonso.
Utilizan información publicada por el Ministerio de Salud del anterior Gobierno argentino y por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para cumplir una función “que los médicos tienen la obligación de hacer y lamentablemente no hacen”, señaló.

La OMS explica el procedimiento en un manual que advierte en sus primeras páginas que se trata de una guía dirigida a quienes “ya tienen las destrezas y el entrenamiento necesarios como para atender un aborto seguro y/o tratar las complicaciones de un aborto inseguro”, por lo que “no es un sustituto para capacitación formal, ni un manual de entrenamiento”.

Estas iniciativas proliferan mayoritariamente en países como Argentina, donde actualmente el aborto es ilegal salvo para casos en que la salud de la madre está en peligro, o si el embarazo es fruto de una violación.
Precisamente, la Policía Federal Argentina desarticuló el pasado jueves una banda dedicada a practicar abortos clandestinos en la capital y el conurbano bonaerense.

El clan captaba a las embarazadas con folletos sobre falsos consultorios en los que personas sin conocimientos médicos les suministraban fármacos, obtenidos de manera ilegal, para provocar la expulsión del feto a cambio de una suma de dinero en efectivo.

Fuentes del Ministerio de Salud argentino consultadas por Efe no han accedido a hacer declaraciones sobre la línea que seguirá el nuevo Gobierno respecto de este tema.
Para Alonso, sin embargo, en este tipo de pastillas para las que es necesario una receta médica que muchas chicas consiguen “gracias a médicos o farmacéuticos amigables”, están todas las condiciones dadas para abortar en casa “más allá de la ley penal”.

“Nosotras decimos que el aborto con Misoprostol -el principio utilizado en este fármaco- no tiene riesgo en el sentido de que si uno conoce y sabe cómo debe usarlas correctamente, entonces no hay riesgos, porque uno sabe cuándo debe ir al hospital y cuándo no”, agregó Candela García, coordinadora de las consejerías, convencida de que la interrupción del embarazo debe ser una cuestión individual.

Por su parte, Samuel Seiref, presidente de la Federación Argentina de Sociedades Ginecológicas y Obstetricia, detalló a Efe que hay que tener claro que este procedimiento abortivo “produce contracciones como un trabajo de parto”, “dolor” y “puede producir una hemorragia importante”.

“Transmitir consenso en este momento es bastante complicado”, apunta el doctor, quien asegura que la cuestión del aborto es “un problema mundial” y una polémica a la que se enfrentan cada día en sus consultorios.
Para él, el debate debe ser “muy amplio” e ir más allá de posturas extremas para llegar a un punto de encuentro en una sociedad en continua evolución.