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Expertos advierten de epidemia adictiva de analgesicos entre los jóvenes estadounidenses

El consumo de fármacos y analgesicos en Estados Unidos se ha incrementado de manera sustancial en los últimos años y se ha convertido en un problema que de nuevo impacta de manera dramática entre los jóvenes, afirman los especialistas.

El doctor Marc Romano, director asistente del centro de rehabilitación Ocean Breeze Recovery, en Pompano Beach (Florida), declaró a Efe que el consumo de opiáceos en EE.UU. alcanza ya el grado de “epidemia” y “ha tomado” sobre todo a la generación de los “millennials”, es decir aquellos jóvenes nacidos en las dos últimas décadas del siglo pasado.

“He visto un enorme incremento de abuso de analgesicos  en jóvenes”, manifestó a Efe Romano, quien señaló que las cifras oficiales respecto al abuso de estos medicamentos de prescripción médica “son alarmantes”.

Un informe de este mes de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) reveló que el uso sin fines médicos de opioides de prescripción aumentó más del doble en la pasada década.
La investigación encontró que entre 2012 y 2013 casi 10 millones de adultos en el país (4,1 % del total de la población adulta) usó medicamentos opioides como OxyContin y Vicodin de una forma contraria a los que fueron prescritos, una cifra superior al 1,8 % registrado entre los años 2001 y 2002.
Romano señaló que muchos de los pacientes que atiende “empiezan de manera recreacional en la secundaria” y luego desarrollan una adicción, cuyas señales más claras son la pérdida de trabajo o de los estudios, cambios de ánimo, irritabilidad, sueños profundos o problemas con familiares y amigos.

El especialista hizo énfasis sobre el caso de los jóvenes “millennials”, que “tienden a fumar más marihuana y beber más alcohol, y combinar eso con analgesicos “, lo que incrementa el riesgo de sobredosis.

“Si miras a la generación ‘millennial’ (éstos) experimentan una significativa ansiedad, y los analgesicos  ayudan a enmascarar síntomas, a automedicarse sentimientos, a sentirse mejor y alejar cualquier dolor emocional”, explicó Romano, quien también es licenciado en Psicología Clínica.

El experto resaltó además las características de una intoxicación con opiáceos, casi imperceptible para quien la está sufriendo.
“Toman más y más y no se dan cuenta de que la respiración y el ritmo cardiaco van más lentos, y finalmente la respiración se detiene”, detalló.

Las muertes por el uso inapropiado de opioides, tanto aquellos prescritos como los obtenidos de forma ilícita, se cuadruplicó entre 1999 y 2014, de acuerdo con cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Al menos 78 estadounidenses mueren cada día a causa de sobredosis de analgesicos , que incluyen los medicamentos recetados para el dolor y la heroína, y en 2014 -el último año del que se tienen datos oficiales- más de 28.000 personas perdieron la vida por esta razón.

Los CDC instaron este año a la comunidad médica a evitar prescribir escorpioide para tratar a pacientes con dolores crónicos y recomendó a los médicos utilizar la dosis más baja posible, además de observar de cerca el progreso de los pacientes a los que se les ha recetado este tipo de medicamentos.

De acuerdo a Romano, “probablemente muchos doctores no son conscientes de la epidemia, de los síntomas, y cree en la honestidad del paciente”.

Pero lo cierto es que, según el informe de NIH, la cifra de personas que cumplen con los criterios para ser considerados adictos a los opioides en Estados Unidos ha aumentado durante la última década y ahora asciende a 2.1 millones de adultos.
Entre los opioides cuyo consumo se ha extendido figura el fentanilo, un opiaceo muy poderoso que se utiliza como analgésico, y también para “cortar” la heroína, con el consecuente riesgo de muerte por sobredosis.

Un informe de la Agencia Federal Antidrogas (DEA) dado a conocer esta semana refleja que las muertes vinculadas a analgésicos  sintéticos como el fentanilo y otros productos análogos se dispararon un 79 % en sólo un año, de 2013 a 2014.

Ante este escenario, en marzo de este año la Casa Blanca anunció la creación de un fondo de 11 millones de dólares para ayudar a las autoridades locales con el tratamiento médico contra la adicción a los analgésicos analgésicos  y la heroína.
Romano saludó este tipo de iniciativas, las cuales deben ir de la mano con acciones al interior de cada hogar como sostener una conversación franca y abierta, pero estimó que la población debería ser más proactiva.

“No estamos viendo mucha comunidad protestando al Gobierno pidiendo más recursos y herramientas para afrontar esta epidemia”, afirmó.