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El Senado Brasileño decide mañana si enjuicia y suspende a Rousseff por seis meses

El Senado brasileño decidirá mañana si la presidenta Dilma Rousseff responderá a un juicio político con miras a su posible destitución, lo cual implicaría su suspensión del cargo durante seis meses y la asunción al poder del vicepresidente Michel Temer.

El proceso, que se ha arrastrado desde diciembre pasado, cuando fue aceptado a trámite en la Cámara de Diputados, llega a uno de sus puntos culminantes con la oposición envalentonada por sondeos entre los senadores que le auguran más que la mayoría necesaria para aprobar lo que en Brasil se conoce como “impeachment”.

En un intento postrero por impedir esa votación o la aplicación de su resultado, la Abogacía General del Estado, que defiende a la presidenta, intentó hoy un último recurso ante la Corte Suprema en el que exige la “nulidad” del proceso, pese a que casi no existen posibilidades de que prospere.
Según ratificó el presidente del Senado, Renán Calheiros, tras reunirse con los jefes de los grupos de los partidos representados en esa cámara, la sesión comenzará este miércoles a las 09.00 hora local (12.00 GMT) y puede prolongarse hasta la madrugada del jueves.

Cada uno de los 81 senadores tendrá derecho a ejercer la palabra durante diez minutos, aunque en la oposición hay parlamentarios dispuestos a renunciar a ese tiempo a fin de acelerar el trámite.
Para que el juicio político sea instaurado, los partidarios del “impeachment” precisan una mayoría simple de 41 votos entre los 81 senadores.

Sin embargo, la intención de la oposición es rebañar votos hasta último momento para llegar a 54, equivalentes a la mayoría calificada de dos tercios que, una vez que concluya el juicio, será necesaria para que Rousseff sea finalmente destituida.

En ese último caso, fuentes del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), uno de los principales impulsores del proceso contra Rousseff, dijeron a Efe que con esos 54 votos se le transmitiría “el mensaje de que no hay retorno posible”.

Ello responde a que, si Rousseff fuera absuelta una vez que el proceso concluya, recuperará el cargo y desplazará a Temer, que debería regresar a una vicepresidencia que, según coinciden todos los analistas, sería absolutamente insostenible.

Temer, que en las últimas semanas se ha dedicado a consultas para la conformación de su eventual Gobierno, visitó hoy a Calheiros en su residencia y, según fuentes de su entorno, conversaron sobre los procedimientos para que tome posesión de la presidencia.

A diferencia de lo sucedido el pasado 17 de abril, cuando la Cámara de Diputados votó por la continuidad del proceso, mañana no se esperan grandes manifestaciones frente al Parlamento.
De todos modos, en previsión de incidentes, las autoridades han vuelto a instalar una enorme valla que divide en dos los jardines frente al Congreso, a fin de que a un lado se concentre el bloque de apoyo a Rousseff y al otro aquellos que defienden el “impechament”.

Rousseff ya ha aceptado que mañana no tendrá la mayoría simple que evitaría su separación del cargo, por lo que ha empezado a mudar sus pertenencias del Palacio presidencial de Planalto al Palacio de la Alvorada, su residencia oficial.

La mandataria, que sólo estará suspendida del cargo mientras dure el proceso, tendrá derecho a utilizar el Palacio de la Alvorada, que, según fuentes oficiales consultadas por a Efe, pretende convertir en el “fortín de la resistencia” a lo que califica de “golpe”.
De hecho, para el momento en que sea notificada de la decisión que la separará del cargo, se prevé que Rousseff encabece una marcha con simpatizantes que caminarán con ella a lo largo de cuatro kilómetros entre los palacios de Planalto y la Alvorada.

Si esa marcha se confirma, pasará frente al Palacio de Jaburú, residencia oficial de Temer y separada por un kilómetro de parques del futuro “fortín de la resistencia”.

Muchos de quienes prometieron estar en esa marcha asistieron hoy al que pudo haber sido el último discurso de Rousseff durante su mandato, en el marco de un congreso sobre políticas para la mujer.
“Estoy cansada de los desleales y los traidores, pero no de luchar”, afirmó Rousseff, quien reiteró que defenderá su mandato y no renunciará, pues mientras siga “de pie, con la cabeza erguida, quedará claro que han cometido una enorme injusticia”.