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Un estudio revela que se puede llevar una vida normal sin medio cerebro

En una investigación realizada por la BBC Mundo se demuestra que a pesar de tener una falta de tejido cerebral, es posible llevar una vida relativamente normal.

El cerebro es quizás una de las partes de nuestro cuerpo que más se nos dificulta entender, y es que aunque muchos piensen que no se puede vivir sin uno completo, están muy equivocados.

En los últimos meses han sido varios los casos que se han presentado donde las personas logran vivir y llevar una vida normal a pesar de haber perdido una parte de su cerebro, tal es el caso de una mujer que se quedó sin cerebelo (región que contiene la mitad de las células del cerebro), y aun así logró graduarse, casarse y tener un hijo.

Es probable que esta parte de su cerebro sí le haya afectado, sin embargo, fue algo mínimo, uno que otro movimiento de torpeza e inseguridad, que le afectaron un poco más que a una persona normal, no obstante, su vida ha sido lo suficiente buena como para considerarla normal dentro de lo que cabe de una persona de 24 años.

Aunque los neurólogos se especialicen en esta parte de nuestro cuerpo, se les hace lo suficientemente difícil identificar que hace cada parte del complejo órgano como para tener un esquema simple de este, por ejemplo, no hay regiones determinadas del cerebro en las que se presenten sensaciones como el hambre o amor, no hay un lugar donde cualquier función es gobernada por una parte solamente.

El cerebro funciona en su totalidad de una manera muy compleja completamente diferente a cualquier cosa con la que podamos compararlo, diferentes regiones o partes de este se vinculan y hacen trabajos para establecer nuevos métodos, por lo que es difícil hacer que deje de funcionar si no posee una parte.

En un caso reciente, un hombre poseía una lombriz solitaria en su cerebro y permaneció con ella durante cuatro años, la cual cavó de un lado al otro, provocándole una variedad de problemas tales como convulsiones, problemas de memoria y sensaciones de olores raros.

En comparación con cualquier aparato tecnológico, si un insecto atacara el sistema, el dispositivo de inmediato dejaría de funcionar, sin embargo, el hombre a quien la lombriz se le comió parte del cerebro logró vivir.

Parte de la explicación por la aparente resistencia del cerebro es su “plasticidad”, una habilidad para adaptar su estructura basándose en la experiencia.

El neurocientífico ganador del Premio Nobel de Medicina en 1972, Gerald Edelman, se encontró con que las funciones biológicas muchas veces están apoyadas por estructuras múltiples, es decir que características físicas individuales son codificadas por múltiples genes, por lo que si desaparece un solo gen, no será algo crucial para la continuidad del funcionamiento.

Por BBC Mundo