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El entorno escolar en Hartford

La creciente participación e interés de familias de Hartford en las loterías para escuelas fuera de la ciudad, escuelas tanto magnets y algunas charters, así como las del sistema open choice, demuestra el interés de los padres por encontrar las mejores alternativas para una buena formación educativa de sus hijos (así signifique largos trayectos en autobús para llegar a escuelas fuera de la ciudad). Algo natural, si se toma en cuenta que los padres siempre querrán lo mejor para sus hijos; pero la intención de los padres, más allá de lo natural ya establecido, destaca algo más: La creciente mala reputación y desinterés en los problemas de las escuelas públicas tradicionales, conocidas como neighborhood schools.

La injusta mala reputación de estas escuelas públicas se debe, en parte, a algo que ya ha sido demostrado una y otra vez en varios reportes; la alta concentración de estudiantes aprendices de inglés (ELL), así como los estudiantes con algún tipo de discapacidad. Esto resulta en bajos resultados en las pruebas estatales (todas en inglés), ya que muchos de los estudiantes no entienden  dichas pruebas; y por ende, los resultados son menos recursos para estas escuelas, al igual que menos autonomía a la hora de diseñar currículo y programas a la par con las características de sus estudiantes. Este detalle es solo una de las características que diferencian a las neighborhood schools (hablaremos más de esto en el futuro).

Sin embargo, hay algo que pocos reportes y pruebas resaltan; y es la relación que existe entre el entorno social y las características de una comunidad con lo que sucede en sus escuelas. Lamentablemente, todos apuntan a los malos resultados de una escuela y de inmediato la excluyen de todo lo que la rodea; como si una vez el estudiante atraviesa las puertas de la escuela automáticamente entra en otra dimensión y la escuela ya no se encuentra en dicha comunidad. Por ejemplo, el distrito de las escuelas de Hartford se planteó en un momento cambiar el formato de la escuela elemental e intermedia J.C. Clark y dársela a un consorcio (Achievement First)  y convertirla en una escuela charter. Tal cambio se planteó en su mayoría basado en los bajos resultados en pruebas estatales, pero poco se habló de los diferentes problemas y características que rodean a la escuela J.C. Clark.

Si analizamos un poco más, nos daremos cuenta que no todo es culpa es de una mala administración o malos maestros como nos quieren hacer ver la mayoría del tiempo; las escuelas sirven como una suerte de termómetro que mide lo que las rodea y lo que sus estudiantes experimentan día a día. Si al salir de clases un niño de la escuela Clark escucha en la esquina un grupo de personas usando palabras que un niño de su edad no debería escuchar, y en la siguiente esquina ve unos estudiantes mayores que se agraden física y/o verbalmente, y antes de llegar a su casa nota una venta de droga en algún punto (casa, bodega, etc.) ya reconocido por la comunidad como tal (por más mínima la operación de venta que esta sea); ya estamos hablando de un patrón de eventos cotidianos que de una forma u otra influyen en la educación de los niños y en lo que sucede dentro de las escuelas. Más aun, un patrón de eventos no exclusivo de algunos, pero de la gran mayoría de estos estudiantes.

Este no es una retórica nueva, ni algún nuevo descubrimiento de mi parte; es algo que muchas otras personas ya han destacado, pero sin embargo en Hartford se toca poco al momento de hablar y hablar en tantos foros de educación y en las conversaciones/decisiones que transformar por completo a una institución escolar. Mientras se piense que el problema está y se resuelve solo en las paredes de las escuelas, seguiremos en un ciclo donde se verán bajos resultados y donde la idea será siempre componer lo dañado y reestructurar las escuelas.  Y lamentablemente, poco se pensara en la reestructuración y atención a la comunidad  a la cual dicha escuela pertenezca.

Las reformas escolares deberían ir de la mano con atención a las comunidades y colaboración entre diferentes sectores sociales y políticos de la ciudad. Por ejemplo, siguiendo el ejemplo de Clark: Solo a unas cuantas calles de la escuela Clark la ciudad de Hartford financia un excelente centro comunitario (Parker Memorial Center) con piscina, gimnasio, juegos, cancha multiuso bajo techo y diferentes salones incluyendo una cocina. Este centro es para uso gratuito de los residentes de Hartford, sin embargo poca conexión ha existido entre este centro y dos escuelas públicas que están a menos de 4 calles de distancia.

Algo que resaltar para Hartford, es que la nueva superintendente del distrito escolar (Dra. Beth Schiavino-Narvaez) ha venido con nuevas ideas y resaltando la importancia de las neighborhood schools en sus discursos; lo cual es alentador y solo el tiempo nos dirá si mejoramos. También resulta interesante que tan pronto llego a su cargo, la Dra. Schiavino-Narvaez creo cinco equipos para redactar un reporte de transición con miras a cambios para mejorar el estado de la educación en la ciudad. Uno de estos equipos era para “La integración de familias y la comunidad.” Creo que un solo equipo para analizar la colaboración e integración de diferentes entes sociales y políticos de la ciudad podría ser un siguiente paso para fortalecer planes a corto y largo plazo de la educación en Hartford; porque la educación y formación de los niños y jóvenes no es solo cuestión de lo que sucede dentro del salón de clase.

Alexander Piñeres